miércoles, 18 de noviembre de 2015

CASIMIRO AÍN "EL VASCO""

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Aín Casimiro nació en el ño 1882 y falleció en 1940.  Bailarin apodado "El Vasco", ha quedado registrado en la historia del tango, no solo por ser uno de los más grandes bailarines de las primeras decadas del siglo pasado, si nó por haberle correspondido bailar ante el Papa Pio X, para que el pontifice pudiera juzgar el caracter no libertino de la danza, cuestionada hasta entonces por muchos prelados como el arzobispo de París, que la había criticado abiertamente debido a sus connotaciones sexuales. El Papa no la encontró pecaminosa aunque recomendó reemplazarla por "La Furlana", danza de origen Véneto que había conocido en su juventud.    En los primeros años "El Vasco" tenía una compañera de baile a quien la llamaban "La Vasca", luego cambió de pareja y en 1913, cuando ya había estilizado el baile de los primeros tiempos marchó a Francia con Edith Peggy y un terceto musical.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

LAS PRIMERAS MUJERES DEL TANGO FAMILIAR

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Evolucionaba el tango y evolucionaba la sociedad porteña, que no solo aceptaba sinó que permitía que todas las mujeres, (no unicamente las del suburbio), se acercaran a esa música nueva y conflictiva. Otra vez Dos Santos, autora ineludible de ese capítulo de la historia del tango, traza un brillante pincelazo en torno a este cambio social. "Aquellos eran tiempos en que las casas de familias tenian un piano en la sala y las señoras o jovencitas lo tocaban con mayor o menor habilidad.   Las ediciones impresas en papel de tangos y valses, se vendian profusamente y asi empezaron sus notas a remplazar a Strauss y los Chopin, mientras las letras eran entonadas a media voz.  Algunas mujeres que dominaban el pentagrama y que no podían hacer musica profesional porque del salón para afuera, el piano era cosa de hombres, "se atrevieron a componer algunos tanguitos" como las pioneras, Juana Giroud Faleni, autora del tango "Con tu permiso" y "Ha criollo lindo" mientras que María Caamaño escribía "Atalaya" y "Me quieres".  Los que tenían piano compraban una revista que editaba un adolescente llamado Vicente Bucheri, "EL ALMA QUE CANTA" de allí se proveían de letras.

LA MUERTE DE GARDEL


A las 12,30 del 24 de junio, el trimotor de la compañía aérea SACO, pilotado por el aviador norteamericano Stanley Harvey y en el que viajaban Gardel y su equipo, partía del aeropuerto de TECHO (Bogotá) con rumbo a Cali. Casi dos horas después, el aparato hacía una escala en el aeropuerto OLAYA HERRERA de Medellín, tras repostar combustible y aprovechar para saludar a admiradores, el avión ahora pilotado por ERNESTO SAMPER MENDOZA, (copropietario de la compañía, se dispuso a reemprender el viaje.   El aparato se dirigió a la cabecera de la pista, mientras que otro avión, el MANIZALES de la compañía SCADTA, aguardaba su turno para despegar detrás del que viajaba Gardel.  Al parecer una imprudencia del señalero permite avanzar a este aparato hasta donde estaba decolando el otro avión.  El piloto del MANIZALES detiene la marcha al ver una bandera roja que le indica peligro, mientras que el señalero autoriza el despegue del avión donde va Gardel, este avión trimotor recorre unos doscientos cincuenta metros carreteando para el despegue sin poder elevarse empezando a desviar su trayectoria y saliendo de la pista en dirección del otro avión estacionado.  El piloto Colombiano intenta elevarlo y lo consigue a medias ya que impactó contra el otro aparato convirtiéndose ambos en una enorme bola de fuego.

LOS INICIOS DE GARDEL


Mucho antes de que el éxito extraordinario de Gardel arrebatara los públicos de las grandes capitales, y que su nombre fuera la llave mágica que abriera todas las puertas de su éxito, Carlos Gardel tenía en sus dominios un sobrenombre que solo sus grandes amigos lo recuerdan: Le decian "El Morocho" o "El morocho del Abasto" siendo famoso con el en todos los bailongos de los suburbios de Buenos Aires. Delgado, blanco de cara y los ojos y el cabello muy negro, cantaba emocionado las milongas del bajo pueblo y y su voz varonil y clara fué abriendo brechas de admiración en los corazones de quienes los escuchaban, así dia a día, milonga tras milonga, fué sembrando su popularidad en el ambiente que gozaba.   Con la guitarra amiga bajo el brazo y el pañuelo blanco flameando como una bandera de aventuras, muchas madrugadas porteñas lo vieron regresar a su casa, trayendo en sus bolsillos las propinas recibidas como pago de su arte inicial