LOS CABARETS DE VILLA REGINA
A partir de un escrito que hice ayer sobre Alfredo Belusi y
su actuación en el cabarute “Caballito Blanco” que funcionó en Regina hace poco
más de 30 años atrás, mi maestro bloguero Guillermo Pirri me consulta sobre
artistas que actuaron en ese santo lugar. No recuerdo los que pasaron porque
tampoco fueron muchos, “Rolo y Laura” trataban de contratar algunos tangueros
que venían de Buenos Aires en plan supervivientes, lo mismo algunos integrantes
del viejo “Club del Clan”, que recorrían el país en busca de unos mangos que
Buenos Aires le negaba. La Capital argentina era la proveedora de material
femenino y artístico, el cabaret Caballito Blanco alcanzó su máxima expresión
de atractivo sobre 1977 aproximadamente. La publicidad que empleaba por los
medios rezaba; “Veinte caras bonitas” (esa era la cantidad de mujeres que
trabajaban alegrando las noches de los parroquianos Reginenses y del Valle. Allí
se encontraban amigos, copas y una compañía agradable cada día, estaban los
habituales y los “garroneros” (aquellos que trataban de enganchar una salida
sin tener que rascarse el bolsillo.) Al gallego empleado municipal, le ponían
una canción cada vez que hacía la entrada “Paganini”, estaba el médico que
mantenía el lote femenino fuera de insalubridad, el farmacéutico que una noche
llegó la mujer y mandó un mensaje para que saliera diciéndole al mensajero que
se estaba prendiendo fuego la farmacia. El Perico que manejaba el atmosférico,
y una larga lista de gente bonita y legal. Cuando cayó de comisario un tal “Lobo”,
cambiaron las cosas para Rolo, se comentaba que este tira se había casado con
una chica de la noche y se había jurado exterminar los antros. Le mandaba la
patrulla dos o tres veces cada noche para romperle las pelotas a la aturdida
clientela que cansada de mostrar el DNI en el centro de una pista de baile y
con las luces encendidas, se iban borrando. Un día Rolo masticó rabia y armó
la bronca, el comico lo citó a la comisaría y allí Rolo empleando lo mejor de
su protocolo le preguntó canchero; ¡”diga un número jefe”! (alusión a una
cometa) mientras hacía repicar los dedos sobre el escritorio. El goruta de respondió, ¡el dos”!, …ese es el numero del calabozo donde
vas a quedarte de vacaciones. Así empezó la desbandada hasta que cerró “Caballito
Blanco” (veinte caras bonitas cada noche en el Regina nocturno. Otra de las anécdotas graciosas, fué una noche en el Cabaret "Costa Azul" que estaba cerca del rio en una chacra. Lo piloteaba Luisito Ciochetti que tenía alma de canchero porteño. (Este Luisito desapareció de Regina y nadie supo más nada de su vida). Una noche llego una barra de revoltosos desde Huergo, (población vecina) y empezaron a amargarle la noche al pobre gordo, este se aguantó hasta la hora de cerrar ya que los chicos le habían anunciado que "ellos serían los ultimos en salir". El gordo Luis, masticando una venganza, salió escondido y les desinfló todas las ruedas del coche.. Cuando salieron los muchachos notaron las ruedas en el suelo, lo llamaron a Luis, le entregaron un inflador de mano para que dejara las ruedas como habían llegado y el pobre casi pierde los ojos. porque cada vez que quería descansar, le apoyaban un 38 en la azotea y lo animaban para que siguiera.
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