TANGO LEGUIZAMO SOLO
La tarde del 15 de agosto de 1922 en el picadero del hipódromo de Palermo (Buenos Aires) subió sobre la montura de la yeguita “Mina de Plata” un jockey que venía de Montevideo a probar suerte en Buenos Aires. La gente burrera sabía que el muchacho se había destacado en la pista de Maroñas. Una semana después al ganar la carrera final de la reunión con el caballo “Tamarisco” en una atropellada fulminante, la afición argentina, empezó a saber quien era Irineo Leguizamo. Se fueron sumando las partidas ganadas y el prestigio ganó el corazón de los turfistas. Aplaudido y silbado en el hipódromo de acuerdo con las circunstancias, se lo señaló como “El maestro” por su habilidad y como “El pulpo” por el monopolio de victorias. Carlos Gardel, apasionado por las carreras de caballos, admiró la eficiencia de Leguizamo, se volvieron amigos inseparables y entre ambos compusieron el binomio simbólico del populismo porteño. Le confió la monta de un caballo llamado “Lunático” que con los colores del stud Yeruá, y al cuidado de Maschio ganó una docena de carreras, a Lunático le bastaba tener el dueño que tenía y llevar sobre la montura el jockey que llevaba.
Gardel lo pudo ver solo una vez ganar, eran los años 1927 al 27en el que el cantor viajó a cantar a España. Una sola vez como dije, lo vió llegar primero, y con el dulce sabor de esa victoria pudo cantar la misma noche, en el cine “Empire”, de la esquina de corrientes y Maipú con más brios que nunca.
“Leguizamo solo, gritan los nenes de la popular!!!
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