sábado, 26 de noviembre de 2011

Parisinos organizan 'milongas ilegales'

     
Varias parejas bailan un tango de manera clandestina en el patio central del Palacio Real en París. EFE
  • Participan decenas de parejas apasionadas por el tango
  • Ese baile vuleve a hacer furor en las calles de dicho país
PARÍS, FRANCIA (13/AGO/2011).- De manera clandestina y a través de listas de correos electrónicos, un grupo de parisinos organiza varias veces a la semana y sin la autorización de las autoridades de París "milongas ilegales" al aire libre en las que participan decenas de parejas apasionadas por el tango.

Como en sus años de oro, esa danza vuelve hacer furor en París, pero no solo en los cabarés sino también en las calles y en los lugares más emblemáticos de la capital francesa, como la explanada frente a la fastuosa Ópera Garnier, el patio central del Palacio Real e incluso los muelles frente al río Sena.

A estos telones de fondo de lujo se le agrega una pizca de travesura, dado que estas milongas no cuentan con el visto bueno de las autoridades de la ciudad y por tanto son "milegales", como las llaman los organizadores utilizando un juego de palabras.

Cientos de personas están inscritas en esas listas de correos coordinadas por los franceses Fabrice Ballion y Tonton Jojo (como se hace llamar), que envían un mensaje el día anterior o apenas horas antes anunciando el lugar y la hora donde se hará la siguiente convocatoria.

"Cuando comenzó, hace más o menos dos años, había un pequeño grupo, de una decena o quincena de personas, y poco a poco ese núcleo se agrandó. La gente hablaba y entonces se inscribía en las listas y después el rumor circuló por todos lados y rápidamente se estuvo al tanto", explicó a Efe Ballion.

En cada milonga participan alrededor de 50 parejas de todas las edades, que llegan furtivamente de todos los rincones de París y que están siempre atentas para irse rápidamente cuando la policía amenaza con incautar el equipo de música que usan para poder bailar.

"En general la policía es muy comprensiva. No venimos para pelear, venimos para danzar y pasar un buen rato", dice una tanguera italiana de unos 70 años, que prefiere no identificarse pero confiesa con picardía que cuando los agentes llegan para cancelar el baile "se largan" velozmente del lugar. 

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