EDMUNDO RIVERO
En los
años cuarenta, empezó una mala racha para Edmundo Rivero, pare cía que ya no
existía un lugar para el en el mundo de la música. El trabajo empezó a escasear
hasta desaparecer, al punto que agobiado por la situación dejó de cantar. El
sabía comentar que en la década del cuarenta estaban de moda los cantores de
tango con registro de tenor, de manera que su registro de bajo cantante lo
convertía en un bicho raro para una orquesta. Los directores empezaron a
marearle la perdiz, lo escuchaban, lo hacían cantar pero no le daban trabajo.
Fueron épocas en que tuvo que ganarse la vida con la guitarra. ¡Cada vez que
abría la boca le decían,…¡no usted tiene la voz muy pesada!. Como la música no
le daba para vivir, tuvo que entrar a trabajar en el Arsenal de Guerra, donde
le encontraron un puesto de servicio administrativo. Allí se pasó cinco años en
los cuales dejó de cantar. En algún momento pensó en no volver a cantar en ese
periodo desde 1939 hasta 1944. Como resultado de aquella crisis un amigo lo
invitó a cantar en LS9 Radio la Voz del Aire que estaba por la calle Maipú al
500, cuyo dueño era el propietario de la revista “Sintonía”. Rivero cantó el
tango Caminito y una zamba, a los pocos día alguien lo llama por teléfono y le
pregunta; ¿Usted fue el que cató hace unos días?, si respondió,….¡quisiera
hablar con usted porque estoy formando una orquesta!,..va a la dirección que le
indicaron y se encuentra con Carmen Duval la mujer de Horacio Salgán. ¡Todo un
suceso de suerte!
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