jueves, 27 de octubre de 2022

 

CABARETS DE BUENOS AIRES

Ese Buenos Aires que no conocimos.. pero lo recuerdan algunos viejos tangos..
 
 
 
 
 
El Chantecler
El cabaret Chantecler estaba al lado del Teatro Comedia, en Paraná entre Lavalle y Corrientes. Se inauguró en diciembre de 1924 y durante la década del 30 también se lo llamó "Vieux Paris" y su frente estaba decorado con un molino y detalles de Montmartre.
La orquesta emblemática era la de Juan D'Arienzo. El animador y hombre de relaciones públicas fue Ángel Sánchez Carreño, "El Príncipe Cubano". Fue demolido en 1960 y evocado por Enrique Cadícamo en su tango "Adiós Chantecler".


 
 
Lo de Hansen.
Restaurante que fue fundado en 1877 por el inmigrante alemán Juan Hansen, en la Avenida de las Palmeras (actual Avenida Sarmiento), en Palermo. Es considerado por muchos como una de las cunas del tango. La construcción fue demolida en 1912. Era, para la época en que existió, un lugar muy retirado de la ciudad, desde el cual podía observarse el Río de La Plata. Hansen fue su propietario hasta el día de su fallecimiento en el año 1892. El café continuó abierto hasta 1912, dirigido por Anselmo Tarana. Hay distintas versiones sobre si se bailaba o no en el lugar, así como quienes fueron los que lo frecuentaron. En opinión del historiador Enrique Puccia, en las primeras horas se daba el desayuno a los niños, a media mañana leche y yema batida para jinetes y ciclistas. A la tarde merienda o aperitivo. Al anochecer se cenaba.
A la noche los amantes del tango llegaban para disfrutar de esa música que allí se tocaba. Felipe Amadeo Lastra aseguraba que: no se bailaba, estaba prohibido como en todos los sitios públicos. Recién se pudo bailar en el Pabellón de las Rosas, primera Boite que hubo en Buenos Aires.
En 1912 fue hecho demoler por orden del intendente Joaquín S. de Anchorena, para realizar una ampliación de los accesos al velódromo. "El esquinazo": A comienzos del siglo XX, la ejecución de este célebre tango de Ángel Villoldo provocaba un excesivo entusiasmo en el público, que casi llegó a demoler el local al acompañarlo golpeando mesas y cristales, lo que llevó al dueño a prohibir a los músicos que lo tocaran.

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