FRANCISCO CANARO
FRANCISCO CANARO
Como muchos otros nombres famosos del tango, el maestro Francisco Canaro, nacido en Uruguay en el pueblo de San José de Mayo, fué hijo de inmigrantes Italianos que llegaron a este País Sudamericano. Su llegada se produce en 1888, y desde ese momento sus caminos fueron ingratos con su familia. Su padre no encontró el trabajo que necesitaba y se traslada a Buenos Aires en busca de esa salida. Francisco comenzó a trabajar como pintor de obra (se le llamaba brocha gorda) y al poco tiempo se le presenta la oportunidad de ingresar como operario en una fábrica de envases de aceite, allí su ya manifiesta obsesión musical lo llevó a construir con uno de esos envases que fabricaba, un rudimentario violín al que agregó un mástil y un arco improvisado. Con ese precario instrumento aprendió a tocar hasta que pudo comprarse su primer violín. Se inició como músico trashumante recorriendo los prostíbulos de alejados pueblitos de la Provincia de Buenos Aires. En estos sitios peligrosos se conoció con otros músicos a los que en un futuro se asociarían para ejercer en grupo. Ente otras figuras legendarias se encontraban Samuel Castriota, y Vicente Loduca, debutaron en la cafetería de Suárez y Necochea de Buenos Aires y para los dias del centenario Argentino, se integró ya preparado artísticamente a la orquesta de Vicente Greco
Como muchos otros nombres famosos del tango, el maestro Francisco Canaro, nacido en Uruguay en el pueblo de San José de Mayo, fué hijo de inmigrantes Italianos que llegaron a este País Sudamericano. Su llegada se produce en 1888, y desde ese momento sus caminos fueron ingratos con su familia. Su padre no encontró el trabajo que necesitaba y se traslada a Buenos Aires en busca de esa salida. Francisco comenzó a trabajar como pintor de obra (se le llamaba brocha gorda) y al poco tiempo se le presenta la oportunidad de ingresar como operario en una fábrica de envases de aceite, allí su ya manifiesta obsesión musical lo llevó a construir con uno de esos envases que fabricaba, un rudimentario violín al que agregó un mástil y un arco improvisado. Con ese precario instrumento aprendió a tocar hasta que pudo comprarse su primer violín. Se inició como músico trashumante recorriendo los prostíbulos de alejados pueblitos de la Provincia de Buenos Aires. En estos sitios peligrosos se conoció con otros músicos a los que en un futuro se asociarían para ejercer en grupo. Ente otras figuras legendarias se encontraban Samuel Castriota, y Vicente Loduca, debutaron en la cafetería de Suárez y Necochea de Buenos Aires y para los dias del centenario Argentino, se integró ya preparado artísticamente a la orquesta de Vicente Greco
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