sábado, 21 de enero de 2012

TANGO EN NAPOLES

El tango brilla en Nápoles

Una nota del diario El País, desde Nápoles, destaca "la performance del coreógrafo y bailarín argentino Rodrigo Pardo titulada Tango-Toilet, una apuesta de impacto que ya se vio en otro formato en la Bienal de Venecia de 2007 (donde recibió una especial atención de la crítica de arte). En el estrecho espacio de un baño con su mobiliario estándar (bañera, lavamanos, urinario, espejo) un hombre se acicala y ritualiza ese quehacer solitario hasta que llega la bailarina y escalando pared, ducha y bidé, se entrelazan en un frenético tango sexual y rítmico. Más original imposible, más riesgo tampoco".
Agrega que "el éxito de Tango-Toilet en el la programación del Festival de Nápoles superó lo esperado y desde luego, es mucho más que lo que se obtuvo en Venecia en 2007. La obra dura 10 minutos, pero la gente no se quería marchar; como siempre, el público quería más y entendiendo enseguida de que se trataba de arte y no de una promoción con maniquíes vivos tras un cristal para venderte sostenes. Rodrigo Pardo, que se acompaña de la bailarina Claudia Jakobsen, ha subvertido con eficacia lo doméstico y privado, en público y espectacular. Concentrados, ajenos a lo que sucede tras esa "cuarta pared" de cristal, los dos bailarines se entrelazan, y evolucionan en vertical u oblicuamente, lo que permite un espacio que no supera los ocho metro cuadrados y que ejerce el rol figurado de cárcel, espejo y patria.

Siempre al hilo del tango, la otra pieza de gran formato que ha albergado el Teatro de Opera San Carlo es Napoletango, creación del multifacético Giancarlo Sepe, además de la Cantanta a Maradora que ya había abierto emotivamente el festival. Napoletango no es un musical al uso. De hecho sus protagonistas no se encierran en la casilla del bailarín-actor sino que van más allá. Por momentos estamos en un musical de Broadway pero a los pocos minutos viajamos a una estética cercana a Pina Bausch".

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