jueves, 1 de diciembre de 2011

¡ESTE VILLOLDO!

¡ESTE VILLOLDO!
El tango había salido a la calle recién nacido, se trataba de bailar en lugares de muy baja estofa y los adoradores de aquella música procaz disfrutaban de las letras subidas de tono que escribía Angel Villoldo. En su avance hacia la conquista de la gran Aldea iba el tango depurando paulatinamente sus formas y modales, cortes y quebradas. También iban quedando atrás las letrillas agregadas con picaresca intención ya que esta música aún no había alcanzado la expresión cantada. La excepción era la que mantenía como dije Angel Villoldo cuando letreó el tema “La Morocha” de Saborido o algunas canciones de los Gobbi como “Tocá Fierro”, “Muy del aeroplano”, “El Sanducero”, “Bajale la mano al negro” o “Que haces Pulentín”. Estas letras estaban destinadas casi exclusivamente a los escenarios teatrales y espectáculos de variedades, en tanto el Tango seguía siendo solo música para bailar y no para escuchar su drama. Recién en 1917 cuando Pascual Contursi incorpora la letra argumentada de “Mi noche triste” (llamada anteriormente “LITA”) fue cuando Carlos Gardel la grava y le pone cuadratura musical para ser desde ese mismo momento una pieza musical cantada con caracteres definidos llamado “Tango canción”

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