¡ASI QUE QUERES COBRAR BASABITO?
Cuando disfrutaba la plenitud de la juventud, y desde mucho tiempo antes, ser producto de un barrio de extrarradio donde los merecimientos de la vida no eran los mismos que los que recibía la gente pudiente. Los pobres siempre hemos tenido que conformarnos con menos y eso hacía que muchas veces recurriéramos a las peleas revelados para reclamar alguna injusticia. Digo esto porque a diferencia de otros apocados, a mi siempre me gustaron “las piñas”. Utilizaba las grescas para resolver conflictos que no satisfacían mis derechos. En el libro “EL NIÑO” que he terminado de maquetar y que en pocos días estará listo para su lectura, encontrarán estos relatos y toda mi vida contada sin ninguna vergüenza (porque lo cierto es lo que ha existido).
El Cine “Ben Hur”, que pertenecía a Horacio Santángelo (Padre), fue el referente más bonito de mi pueblo, por su escenario y su pantalla pasaron gran parte de la cultura , el arte y la historia de Regina. Su propietario al que todos llamábamos ·El sordo Santángelo” era un buen tipo, decidido, trabajador, ingenioso, pero tuvo como todos algunas zonas oscuras, le gustaban “las piñas” igual que a mi, y a su hermano Rodolfo también. En una ocasión que llegó a Regina un muy conocido mago llamado “TU SAM” y que montaba un espectáculo fino con su partenaire “Zulma” (una mujer capaz de parar un tren), Horacio me llamó como lo hacía siempre para que le pintara un pasacalles en tela donde se anunciaba la puesta en escena de TU SAM. Le hice el trabajo y lo colocaron en la fachada del cine, trabajó unos días a teatro lleno y cuando fui a reclamar el pago, Horacio me dijo; “Tenés que cobrarle al mago que esta parando en el Residencial Rio Negro (frente a la Iglesia). Fui a verlo y me atiende Zulma con un deshabillé trasparente que dejaba ver su endiosada figura femenina, ¡me volvió loco!, nunca había visto una mujer semejante, (estaba para mojar el pan), “PERO NO COBRÉ, me dijo que pagaba Santángelo. Me vi venir la pelota y un par de días más tarde preparé una factura y de malos modos aparecí en la ventanilla del cine cuando la gente estaba sacando las entradas. Hice la cola y cuando me tocó el turno, le puse la factura en sus narices y le dije, ¡Vengo a cobrar!. Horacio tenía una voz aflautada como un mascarita, se le transformó la cara y me dijo …¡ASÍ QUE QUERES COBRAR BASABITO”!...¡AHORA VAS A COBRAR!. Yo que estaba hecho en la calle no necesité más que verlo para imaginarme el resto, ¡dejó la ventanilla y encaró por un pasillo que mediante una puerta salía al vestíbulo!, pegué tres pasos y lo esperé a un costado de la puerta, cuando apareció su cara, mi mano salió disparada directamente a la nariz y cayó al suelo, apareció Rodolfo (su hermano) que era entrenador del Circulo Italiano y además había sido boxeador. El vestíbulo se transformó en un ring callejero, la gente gritaba y yo me liaba a sopapos con los dos a la vez que se atropellaban por darme candela, ¡fue una gresca memorable! (pero no cobré la factura), en un momento cuando los asistentes creyeron prudente parar el combate, nos separaron y cada uno a su cueva. Después Horacio me volvería a llamar para otros trabajos.
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